Personal. Declaro. Un mundo posible

Saludos, comparto estimados lectores, unas letras que sin decir nada creo dicen algo.

Hoy, en el día de cualquier año, en el año del cualquier siglo, en algún lugar del mundo, en mis plenas facultades mentales y físicas, y asumiendo cuanto digo y escribo, declaro: 
Declaro que me declaro culpable.
Culpable de todo lo que no hice, de todo lo que no he visto ni oído, de todo lo que deseó.

Me declaro culpable de las palabras que no dije a tiempo, de las palabras que no puedo decir, de las otras que nunca aprendí.
Me declaro culpable de no poder decir y hablar fluidamente con mi padre y muy pocas pero muy pocas veces decir a mi madre te quiero. Culpable de no querer hablar en intimidad, de no decir acá estoy.

Me declaro culpables de soledades solas, de lugares y espacios por recorrer con besos por dar y siempre esperar, casi sin protestar.

Declaro. Me preocupé por cosas que jamás sucedieron, me preocupo por poco y por nada; también pasé gran parte de mi vida en sitios equivocados, en horas equivocadas, con gente equivocada, esperando oportunidades equivocadas.
Declaro que llegué tarde a todas las citas, que no estuve nunca antes en ninguna parte, pese a querer estar en todos los lugares; que encontré la primavera florecida,  el cielo con ángeles y el infierno con dueño, la tierra repartida y el cielo prometido con dueños y santos de toda calaña.

Declaro. Que todo lo que tengo es menos de lo que me falta, porque teniendo poco se puede tener todo.
Que lo que creía, no lo creí después; y que cometí el peor de los errores, soñé en un mundo de pesadillas, un mundo lleno de mundo, un mundo de paz y en paz.

Declaro también, que no hay nada más cierto que nuestro pasar por la vida ni nada más falso que nuestra vida al pasar.
Que es feliz aquel que no quiere nada, que no sabe nada, que no se pregunta nada y que no se da cuenta de nada.

Que de una mano temblorosa puede caerse el amor que hay en ella; que todo lo que no se da, no se acumula, se pierde; que todos somos, al fin y al cabo, esclavos de algún vicio o de alguna virtud. Que uno de mis vicios parece ser la lectura, estudiar y conversar un montón de cosas.

Declaro. Que he sido fiel solamente a mis dudas y miedos, fiel a mi cama, fiel a dormir sólo, fiel a mi fidelidad, fiel a mi taza con café junto al periódico o libro del momento. 

Y que el hombre más libre que conocí está atado al corazón de una mujer.

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